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Navidades sin Totón

Navidades Sin Totón

LAS PRIMERAS NAVIDADES SIN TOTÓN

Estas son las primeras Navidades sin Totón. Nunca antes había entendido a la gente que decía que odiaba las Navidades o que las fiestas de Navidad eran momentos de tristeza. Sin embargo, este año me está costando no dejarme arrastrar al lado oscuro de estas fiestas.

La muerte lo cambia todo y no hay nada que deje huella más profunda que la muerte, y desgraciadamente me ha visitado demasiado últimamente. En menos de 4 años he perdido a 4 familiares importantes: mi padre, mi madre, un tío y un primo. Todo me dolió y todo me dejó huella, pero con el tiempo he conseguido reponerme y dejar poco espacio a la sensación de vacío que me han dejado.

Es triste ser huérfano con sólo 44 años, pero el mayor dolor que he sufrido y del que todavía no me he repuesto es el de haber perdido a mi mejor amigo: Totón. Antonio Miguel Comes, compañero de clase desde 1º de EGB, compañero de comunión y de confirmación, de guateques y fiestas, de amores y desamores; la persona que siempre estuvo allí y que ya no volverá a estar… Tenía 43 años cuando a principios de 2013 le descubrieron un tumor cerebral y en menos de 6 meses se fue. Terrible. Intento buscar las palabras para explicar la sensación que me produjo su muerte y no encuentro nada que tenga sentido o que se aproxime a describir lo que me gustaría expresar.

Siempre estuvo aquí y ya no está. Estas van a ser las primeras Navidades sin Totón. Me cuesta pensar en momentos felices que no hubiera compartido con él; hasta los que pasamos lejos el uno del otro, después nos llamábamos para contárnoslo y reírnos juntos. Nada terminaba hasta que no nos reíamos juntos.

Totón era la risa continua que cualquier persona hubiera querido tener a su lado. Pasamos malos momentos, pero esos siempre pasaban mucho más rápido y dejando menos huella que los buenos momentos.

La familia de Totón era y confío en que siga siendo, mi segunda familia; su madre me ha regañado o se ha reído conmigo más que cualquiera de mis tías. Cuantas vacaciones juntos, cuantas fiestas juntos. En su casa siempre había amigos; grandes fiestas de Navidad y siempre con la exagerada alegría que nadie gris podría llegar a atender.

Totón y yo habíamos conseguido montar 2 nuevas preciosas familias, ambos con una mujer estupenda y con 3 hijos maravillosos y ahora la suya se ha roto y se han quedado huérfanos de la risa de su padre…

No lo puedo explicar y tampoco controlar; mi padre y mi madre se fueron pronto, pero al fin y al cabo, es ley de vida, sin embargo Totón siempre tendría que estar aquí. Le hice el padrino de mi primer hijo por si me pasaba algo, que pudiera cuidar de lo más importante y ahora no está. Yo siempre estuve más cerca del peligro que él ,por eso que el que falte sea él tiene todavía menos sentido. Como él me dijo una vez: yo siempre me bebía la vida con tragos largos…

Una vez oí que a los muertos sólo hay que dejarles ocupar su sitio y que este sitio tiene que ser muy pequeño. Antes no lo entendía, pero ahora si y por eso escribo estas líneas a modo de despedida, porque Totón siempre estará conmigo, pero tengo que ser capaz de reponerme y de encontrar la felicidad. Felicidad que se esconde detrás de su cara y de su recuerdo y que me esquiva detrás de recuerdos y pensamientos de que ya nunca nada volverá a ser igual.

Es verdad, ya nunca nada volverá a ser igual, pero tengo que aprender a vivir las Navidades sin Totón y volver a ser un generador de alegría a mi alrededor, al igual que antes lo éramos los dos. Totón y yo, igual que Chema, Miguel y otros muchos amigos somos de los que creemos que dar es la única manera de recibir o que se puede ser más feliz dando que recibiendo, pero para poder dar de verdad hay que tener el alma tranquila y yo no la podré tener hasta que pase página y asuma que mis Navidades serán sin Totón. No puedo dejar que mis heridas me cambien y me quiten la alegría.

Todos los que conocen a Totón, siempre le recordarán riendo, por eso mi homenaje vital será el de compartir sonrisas con las demás. Hay que saber pasar página, mirar a lo que tienes y no a lo que te falta y así podrás vivir una vida que merezca la pena.

Nunca tendré tu compañía, pero tu y yo sabemos que en compañía todo sabe mejor, por eso tengo que intentar ser el de antes, llenarme de alegría y saber compartirla disfrutando de cada segundo de vida porque nunca sabes cuantos te pueden quedar.

Navidades sin Totón si, pero unas Navidades que yo puedo vivir y que el querría que fueran Navidades de alegría como lo eran cuando él estaba aquí. Por eso derramo esta última lágrima, para que el resto sean risas, carcajadas, momentos para el recuerdo, mandíbulas casi rotas de tanto reír o momentos llenos de silencio que te llenen de paz.

Hasta siempre amigo mío.

Conrado Martínez Alcaraz

www.conradoymas.com

Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. Animo compañero. Es una pena lo de tu amigo, es una tragedia. Son cosas que no deberían de pasar en un mundo con sentido.

    El tiempo es el único que sabe que hacer con estas cosas. Yo siento verte así, pero también pienso que con este escrito has dado un avance importante. Te deseo lo mejor, y que no te quedes mucho en esta estación.
    Un abrazo,

  2. […] pensando en que en cinco años había muerto mi padre, mi madre, mi primo, mi tío y mi mejor amigo, pero luego pensé: 2014 ha sido un buen año porque no ha muerto nadie y no he tenido ninguna gran […]

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