La vida implica dolor, fricción y complicaciones, por eso el saber elegir tus preocupaciones es una de las grandes claves para ser más feliz.
Orígenes humildes 2ª generación

La realidad es que si naciste en una familia sin muchos recursos y tu situación con el paso de los años es la misma pues tampoco pasa nada, te has mantenido en la proyección esperada en términos generales.
Lo mismo sucede con una familia con muchos recursos cuyas generaciones pasadas y futuras gozan de una base y unos cimientos que, con poco que hagan, están predestinados a mantenerse en la línea de la estabilidad y la comodidad.
¿Pero qué pasa con esos hijos cuyos padres no tuvieron la bicicleta que quisieron por Navidad, pero que ellos, sin embargo, sí la tienen?
Se puede pensar en la educación de colegio mal equipado y con déficit de profesores, donde iban todos los niños del barrio y no se contaba con ayudas de profesores y clases extraordinarias, frente a los colegios privados actuales, de curas donde se enseña inglés, valores y todo tipo de educación complementaria y de refuerzo.
Unos padres con orígenes humildes o hasta que hayan podido conocer el hambre, algo que por supuesto para la nueva generación es impensable, ahora mamá siempre tiene un plato espectacular esperando en la mesa.
Lo que pasa es que ese padre, que empezó de cero y ahora posee todos esos recursos, se los va a dar a sus hijos, está dispuesto a compartir todas esas cosas que él nunca tuvo, y si te paras un momento y le miras a los ojos… lo puedes ver, puedes ver al niño que una vez soñó con ese preciso momento.
Ese niño puede mirar a los ojos a su padre y ver la definición de felicidad en su máximo esplendor.
Aquí radica la gran diferencia con esas familias, las cuales siempre han poseído esos recursos.
Ese padre de origen humilde va a dar a su hijo todas esas cosas con las que él un día solo pudo soñar, pero también le va a dar la responsabilidad de conocer su esfuerzo. Enseguida va a saber el coste que ha requerido que pueda tener todas esas cosas.
El resultado es que, a medida que vas creciendo se va desarrollando en lo más profundo de la persona un sentimiento muy intenso de orgullo, responsabilidad, preocupación y deuda.
Tu progenitor te obsequió con el mayor de los regalos, y este no es una bici, una consola o un viaje, este obsequio es la ambición. Si mi padre fue capaz de lograr todas esas cosas, ¿por qué yo no iba a poder? Y encima yo tengo muchos más recursos de los que él o ella tuvo.
Tú, como hijo, te conviertes en su proyecto más importante de vida y sin ningún tipo de duda tienes la responsabilidad de que ese proyecto le haga sentirse orgulloso. Sin ir más lejos, aquí está la carta que me escribió cuando me fui a la Universidad.
Ese tercer tipo de personas que mencionaba al principio (jóvenes con dinero, pero con orígenes familiares más humildes), se convierten en individuos fuertes, con ambiciones claras, aunque no sean visibles para la mayoría de las personas, pero llevan por dentro ese orgullo y responsabilidad extra qué les mueve.
A mí mi padre me aupó para que pudiese llegar más alto, ahí donde él no pudo y solo me pidió una cosa a cambio “Hijo mío, ahora que estás ahí arriba, ¿qué es lo que ves?”

Conrado Chozas Martínez
Estudiante Universitario de la North Carolina A&T State University
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